Es importante tener un espacio donde aquellos que comparten un patrimonio y una cultura puedan reunirse. Aquí en Maryland tenemos muchos lugares que son centrales al sentimiento de comunidad.
Un lugar de este estilo es Megamart, un supermercado centroamericano. Venden productos de una variedad de países incluyendo Honduras, Guatemala, El Salvador, México, Nicaragua y Costa Rica. Algunos de los productos son de marca, que se encuentran tradicionalmente en estos países, como Diana, Rip Grande y Mi Cantón. Rebeca Ventura, una estudiante júnior en B-CC, dice que va regularmente a Megamart con su familia para comprar lo que no pueden comprar en los supermercados regulares. “Megamart es una conexión importante con mi familia y mi cultura, y nos permite [acercarnos] a nuestras raíces, incluso en Estados Unidos, dice Rebeca. Sus dulces favoritos para comprar son Alborotos, que son de El Salvador. Los alborotos son similares a las palomitas de maíz cubiertas con caramelo.
Otro espacio es la biblioteca Connie Morella. Si bien no se anuncia externamente como un espacio comunitario hispano, la biblioteca es un lugar donde muchas personas que hablan español pueden pasar tiempo juntos. Cuando era joven, iba a la biblioteca con mi mamá o mi nanny, quienes me hablaban en español. Connie Morella y el sistema de bibliotecas del condado de Montgomery tienen una extensa colección de libros en español, que mi familia y muchos otros aprovecharon. También recuerdo a mi mamá conociendo a otras familias y madres que hablaban español en los eventos de la biblioteca, algunos de los cuales nos hicimos muy cercanos.
También tenemos la Escuela Argentina de Washington, D.C. Personalmente, yo he ido a la Escuela Argentina desde preescolar, y aunque no siempre he disfrutado pasar mis sábados en la escuela, me ha enseñado sobre mi cultura y me ha acercado a otras personas que la comparten, y no sólo a través del aula. Una de mis partes favoritas son las medialunas y otras facturas argentinas que venden.
El Patio es un restaurante argentino que este año celebra su vigésimo aniversario. Sirven comida tradicional argentina, y tienen un mercado donde se puede comprar productos e ingredientes argentinos. Mi familia compra comidas que no podemos comprar en otras tiendas aquí, como dulce de leche, masa para empanadas, chorizos, alfajores y yerba mate. Se pueden conseguir golosinas argentinas, como paraguitas, o dulces argentinos, como de membrillo o batata. Antes del covid, tenían shows de tango los viernes. Daniela Torres, una estudiante júnior en B-CC, dice, “me encanta ir a El Patio con mi mama. Es un buen lugar para pasar tiempo y comer.”
La Panetteria es un otro restaurante en Bethesda. Es un restaurante italiano, pero su chef es argentino, por lo que parte de su menú es comida argentina. Según su sitio web, tienen 85% comida italiana y 15% cocina argentina. A muchos argentinos en Bethesda les gusta visitar Panetteria para probar una empanada o una milanesa, que les da un sabor del hogar.
Estas bibliotecas, escuelas, y restaurantes nos ayudan a sentirnos cómodos y a sentirnos conectados con nuestra cultura y aquellos quienes la comparten. Por estas razones, yo le animaría a cualquiera que visiten estos lugares. Aun si no son latinos o hispanos, pueden aprender sobre nuestra cultura y comida.