El 10 de noviembre, Cuba fue azotada por un terremoto de 6.8 después de experimentar una serie de apagones y actividad de huracanes. Esto ocurrió a unos 41 kilómetros de Bartolomé Masó, municipio de la provincia Granma de Cuba.
Lo que es importante entender es que incluso antes de este terremoto, Cuba ha estado luchando con una serie de problemas. Una mirada más cercana a todos los acontecimientos que condujeron al terremoto, así como a la situación económica actual, ayudará a comprender mejor cuán grave es la situación.
Primero llegó el huracán Oscar, de categoría 1, y dejó al país sin electricidad. Su efecto provocó la paralización de la central Antonio Guiteras. Siendo esta la central eléctrica más grande del país, además de la más eficiente, dejó sin electricidad a casi diez millones de personas. Después de eso, la semana anterior al terremoto, el huracán Rafael impactó la red eléctrica una vez más, lo que provocó que este problema continuará.
Entonces, además de la continua pérdida de energía y electricidad del país a causa de los huracanes, el terremoto provocó más destrucción, dejando a millones de personas que habían intentado recuperarse de eventos anteriores para enfrentar una vez más algo nuevo e intentar superarlo.
Tratar de recuperarse de un evento tras otro se vuelve cada vez más difícil a medida que el país experimenta una crisis económica. Cuba ha luchado con su falta de producción, y debido a que hay una gran falta de recursos y moneda, hay poca producción, es una economía de mercado que funciona debilitada.